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Cómo educar a un perro

 

La RAE (Real Academia Española) nos define, en su primera acepción, educar cómo: dirigir, encaminar, doctrinar. Cada vez me siento menos identificada con esta frase. Pero sí que es cierto que para poder convivir en armonía en una sociedad, en este caso formada por diferentes especies, es necesario conocer y respetar unos límites y unas normas, tanto los canes, como los humanos.

Por ello mismo me decanto por la segunda acepción de la palabra: Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven (en este caso, del perro) por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.
Ayudar al perro, con sus facultades intelectuales y emocionales, a convivir en un mundo de humanos.

Consejos para educar a tu perro

En primer lugar, para poder educar a un perro hay que tener en cuenta eso mismo, que es un perro. Y por ello respetar su naturaleza, sus inquietudes e intereses. Incluso ayudando a desarrollar estas aptitudes dejándole mostrar comportamientos naturales de la especie: cómo el uso libre del olfato, cavar, perseguir, cazar, ladrar…

También debemos tener en cuenta la etapa de desarrollo en la que está. Cómo educar a un cachorro no es lo mismo que a un perro adolescente o a un perro senior. Debemos adaptar el aprendizaje y sus formas al momento evolutivo del perro. De esta manera lo ayudaremos de manera más óptima y con mejores resultados.

Es importante saber si un perro tiene o no dolor, si está libre de enfermedades o si tiene todas sus necesidades básicas cubiertas. ¿Conoces las 5 libertades de bienestar animal? Asegúrate de tenerlas cubiertas antes de iniciar cualquier tipo de aprendizaje con tu perro. Sino, no estará en un estado de bienestar para poder aprender.

  • Libre de hambre, sed y desnutrición.
  • Libre de temor y de angustia.
  • Libre de molestias físicas y térmicas.
  • Libre de dolor, lesión y de enfermedad.
  • Libre de manifestar un comportamiento natural de su especie.

Por último, ten en cuenta que la educación canina no consiste únicamente en premiar al perro cuando hace un comportamiento que nosotros consideramos correcto. Si queremos que el aprendizaje sea duradero, real y útil para nuestro compañero, debemos ponernos en su lugar y averiguar porqué hace lo que hace, para qué y qué quiere conseguir. Entender cómo se siente es clave para poder empezar a acompañarle en su proceso de aprendizaje.

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