Dominancia y sumision en perros: el gran error del adiestramiento tradicional

Descubre cómo se comunican realmente los perros y por qué entender su lenguaje corporal puede transformar vuestra relación.

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Un mito que aun nos persigue

Durante años, nos han hecho creer que los perros necesitan un “líder” que los domine.
Que los comportamientos desafiantes son una lucha de poder.
Que para educarlos, hay que “hacerse respetar”.

Pero… ¿y si te dijera que todo eso parte de una interpretación errónea de su lenguaje?

 

En realidad, la dominancia y la sumisión no son rasgos de personalidad, sino formas de comunicación momentáneas, que solo aparecen entre individuos con una relación de confianza.

 

👉 En este artículo vamos a desmontar el mito de la dominancia, entender qué dice la ciencia, y aprender cómo comunicarte con tu perro sin miedo ni control.

Que es realmente la dominancia en los perros

El concepto de “dominancia” surgió de antiguos estudios sobre lobos en cautividad.
Estos animales, al estar estresados y sin posibilidad de escapar, desarrollaban jerarquías rígidas y conductas agresivas.

Más tarde se descubrió que en libertad los lobos no se dominan entre sí: cooperan, se organizan en familia y se comunican mediante señales que evitan el conflicto.

En los perros ocurre lo mismo.
La “dominancia” no es un título ni una actitud permanente; es una negociación social temporal.
Un perro puede ceder en un contexto y proponer en otro, igual que hacemos las personas cuando dialogamos.

No hay perros dominantes ni sumisos “por naturaleza”.
Hay individuos que aprenden a comunicarse… o que no han tenido oportunidad de hacerlo.

Por que seguimos interpretando mal su comportamiento

La cultura del adiestramiento tradicional se basaba en el control:
“Hazlo porque yo lo digo.”
Pero esa lógica no encaja con la forma en que los perros aprenden ni con su estructura emocional.

 

Los comportamientos que solemos etiquetar como dominantes —tirar de la correa, gruñir, no obedecer— suelen tener un origen emocional, no jerárquico.
Detrás hay miedo, frustración o una simple falta de comprensión.

 

Cuando castigamos esas expresiones, lo que hacemos es romper la confianza y enseñar al perro que no puede comunicarse con nosotros.

 

👉 En lugar de interpretar “me desafía”, pregúntate:
¿Qué emoción hay detrás de esta conducta?

Dominancia y sumision: conductas dinamicas, no etiquetas

En una relación sana, las conductas de dominancia y sumisión aparecen solo cuando hay alta confianza.
Son rituales de comunicación, no de poder.

Por ejemplo:

  • Un perro puede “ceder el paso” a otro para evitar conflicto (sumisión temporal).

  • O proponer el juego con una postura corporal más segura (dominancia momentánea).

 

Ambos comportamientos son parte de la negociación social.
Lo importante no es quién “manda”, sino que exista entendimiento y respeto.

 

Cuando trasladamos esto a la convivencia humana, debemos recordar que la relación con nuestro perro no es jerárquica, sino cooperativa.

 

No eres su líder.
Eres su compañero de especie diferente.

Como se comunican realmente los perros

Los perros poseen un lenguaje complejo basado en señales visuales, acústicas y químicas.
Cada gesto —una mirada lateral, un relamido, un movimiento lento— comunica intención y emoción.

Cuanto mejor conoces estas señales, más clara será la conversación entre ambos.

🔗 Puedes leer más sobre este tema en nuestro artículo:
👉 El lenguaje de los perros: mucho más que gestos y ladridos

Lo que la ciencia dice sobre la jerarquia canina

Estudios modernos en etología y comportamiento (Mech, Bradshaw, Range, 2019) han demostrado que:

  • Los perros no establecen jerarquías fijas ni buscan dominar.

  • La mayoría de los conflictos se resuelven mediante rituales de apaciguamiento.

  • La agresión es la última opción, no la norma.

Los comportamientos que imitan dominancia suelen aparecer cuando el perro no se siente comprendido o seguro.
Por eso, cuanto más confianza haya en la relación, menos necesidad de imponer o defender posiciones.

Como educar sin miedo: de controlar a comprender

Educar a un perro no es un acto de autoridad, sino de acompañamiento.
El objetivo no es “obediencia”, sino comprensión mutua.

  1. Escucha su lenguaje corporal. Antes de corregir, observa.

  2. Reduce el control innecesario. No todo comportamiento necesita ser dirigido.

  3. Revisa tus emociones. Si estás frustrado, el perro lo percibe.

  4. Refuerza la calma, no el conflicto. Premia la tranquilidad, no la tensión.

  5. Construye confianza cada día. Previsibilidad, coherencia y respeto.

Cuando un perro confía, no necesita defenderse.
Cuando un humano comprende, no necesita dominar.

un nuevo paradigma de convivencia

La dominancia no es el problema. La incomunicación sí.
Si queremos relaciones más sanas y seguras, debemos dejar de enseñar desde el miedo y empezar a hacerlo desde la confianza.

 

Cada vez que eliges entender antes que imponer, estás reescribiendo la historia del vínculo humano–perro.
Y ese cambio empieza contigo. 🖤

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