La Quimica del estres: Que pasa dentro del cuerpo de tu perro

Descubre cómo se comunican realmente los perros y por qué entender su lenguaje corporal puede transformar vuestra relación.

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Como vimos en el artículo anterior sobre eustrés y distrés, el estrés es una reacción fisiológica. Pero, ¿qué ocurre exactamente bajo la piel de nuestro perro cuando se siente amenazado?

Entender esto es fundamental, porque muchas veces lo que interpretamos como “mal comportamiento” es en realidad una tormenta química involuntaria.

El Acelerador y el Freno: Sistema Simpatico y Parasimpatico

El sistema nervioso autónomo controla las funciones involuntarias (pulso, digestión, pupilas…) y se divide en dos partes que no pueden funcionar a la vez:

 
  1. Sistema Nervioso Simpático (El Acelerador): Se activa ante una emergencia (o cuando el perro cree que la hay). Prepara al cuerpo para la lucha, huida o ansiedad. Aumenta la tensión, pulsaciones y temperatura, enviando sangre a los músculos.

     
  2. Sistema Nervioso Parasimpático (El Freno): Se encarga de la calma, el descanso y la digestión. Favorece el almacenamiento de energía y la recuperación.

     

Cuando un perro ve una amenaza (como otro perro desconocido), su cerebro activa el sistema simpático e inhibe automáticamente el parasimpático. Por eso, en momentos de estrés, se paralizan funciones como la digestión o el sistema inmune.

El Coctel Hormonal: Adrenalina y Cortisol

Cuando se percibe el estrés, el cuerpo libera mensajeros químicos en cuestión de segundos:

  • Adrenalina y Noradrenalina: Preparan los órganos para la acción inmediata.

  • Glucocorticoides (Cortisol): Se liberan minutos después para mantener la energía necesaria para afrontar la situación.

  • Endorfinas: Actúan como analgésicos naturales para anular el dolor.

     

Este “bombardeo” químico prepara al perro para sobrevivir, pero tiene un riesgo: estas sustancias pueden ser adictivas y autorreforzantes. Esto explica por qué ciertas conductas agresivas son tan difíciles de tratar: la propia química del cuerpo refuerza la estrategia.

Sabiendo esto, es más fácil entender que un perro reactivo no nos está haciendo pasar un mal rato a propósito; su cuerpo está luchando una batalla interna. En el siguiente artículo veremos cómo esto afecta a su salud y por qué el estrés bloquea su capacidad de obedecer.

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